miércoles, 23 de noviembre de 2011

LAS DOS GRANDES MUTACIONES ESTRATEGICAS DE LA HISTORIA









Lo Filosofico y la Guerra
22/12/2006

LAS DOS GRANDES MUTACIONES ESTRATÉGICAS DE LA HISTORIA

General Alberto Marini (Ret)

El general Marini fue Director de de Estrategia del Ejército Argentino, antes de que se retirara del servicio activo. Durante el curso de sus estudios se doctoró en Historia, Sumerología y Ciencias Políticas. Tiene once libros escritos, de ellos cinco han obte­nido primeros premios. Por su obra en total, re­cibió el Premio Latinoamérica por tres ciencias; jurídicas, sociales y filosóficas.



Al estudiar la filosofía de la naturaleza de la guerra, entramos en las esencias de las estructuras que se ponen en ejecución durante el conflicto, o bien, en el período de tensión política, que en esta época constituye en síntesis, el basamento de la guerra fría, para distinguirla de lo estrictamente profesional o guerra caliente.

Cuando se enfrentan dos estrategias similares, o de la misma naturaleza filosófica y doctrinaria el esquema que surge de la lucha, posee características comunes, comprensibles para ambos conductores que las enfrentan; pero si el choque se produce mediante la conducción de estrategias diferentes, es evidente que será también un choque de filosofías y doctrinas distintas, que complican la conducción en los más altos niveles. Para ser mas claro, si dos estados se enfrentan, utilizando cada uno la estrategia de aniquilamiento, quiere decir, que su filosofía originaria y su doctrina poseen el sello clausewitziano, con las variantes naturales que imponen los ade­lantos de la época y el sentido de la evolu­ción en el orden de las ideas y del material.

Desde antes de Cristo, hasta ahora, las fuerzas armadas han empleado normal­mente este tipo de estrategia; pero durante el siglo XVIII, especialmente desde su se­gunda mitad y las dos primeras décadas del siglo siguiente, surgió en Europa la es­trategia geométrica que tuvo su conjunto de adoctrinadores y que las grandes poten­cias utilizaron con asiduidad. Es decir, que se había aceptado una estrategia nueva en sustitución de la estrategia de aniquila­miento. Era la estrategia adoptada por las monarquías absolutas.

La estrategia geométrica imponía, entonces, las siguientes características generales y particulares a su época: se operaba sobre posiciones consideradas en ese periodo como inexpugnables; se producía una gran dependencia de los almacenes de guerra. Al decir de Rüstow, los ejércitos pasaban meses enteros maniobrando sin llegar a la batalla. Esta idea de maniobra sin encontrarse nunca, eludiendo la batalla, se la exagera y hasta se la fomenta... sus influencias pasan del siglo XVIII al XIX, el siglo de Napoleón. Cuando se llegaba a la batalla, la maniobra preferida era el orden oblicuo. Para la defensiva, se adoptaba el sistema de cordón y el empeñamiento de destacamentos por gotas. No se operaba en la estación invernal, por lo que se pasa­ba a cuarteles de invierno.

Era la época en que se enfrentaban dos concepciones estratégicas de diferentes cuños, dos ideas vitales, una sostenida por Jomini (Suizo); la dominación de zonas de operaciones decisivas; y la otra de Clause­witz, la neutralización del ejército enemigo.

El signo distintivo del siglo XVIII era el de una gran cohesión de las fuerzas, pero el de una gran carencia de libertad de movi­mientos, y por ende, de libertad de acción.

A este respecto, Llody había hecho la si­guiente comparación: era como un adorno de porcelana sobre una chimenea que no se atrevían a cambiarlo de sitio por temor de romperlo... Se había descuidado el estudio del campo de batalla, por extender la teoría de dicho campo, al teatro de la guerra. Se llegó al estudio de los puntos estra­tégicos y se entusiasmaron tanto por las líneas que dividían aguas, que hasta se había pensado que un ejército colocado sobre el San Gotardo, dominaría a la vez del Sur, y el Sur de Francia. Este era el pensamiento estratégico de la época.

El sentimiento de la fuerza había sido reemplazado por el de la figura, el del punto y el de la línea. Al decir de Rüstow: la mecánica de la guerra se había convertido en geometría de la guerra, y la economía de las fuerzas en la economía de las figuras geométricas.

La aparición de Napoleón en el teatro de operaciones europeo, que opera desde 1796 (campaña de ) hasta 1815 (Batalla de Waterloo), alarmó a los estados mayores, que hicieron estudiar las bases y los porqué de la nueva concepción estratégica que aplastaba en los campos de batalla y dominaba a los países con una rapidez asombrosa. Tan es así, que los generales europeos decían: "no es posible desconocer, como este Bonaparte, los principios más elementales de la guerra".

Por primera vez se enfrentaban en el mundo, dos concepciones, dos estrategias diferentes en su filosofía, en su doctrina y en la sistemática de su metodología. Estas dos estrategias chocan, no en el sentido de sus leyes, sino en el de los principios y esto llega a producirse porque los principios de ambas son opuestos. En este choque continuado desde 1815, la más débil de las dos estrategias mutará primero parcialmente, y luego, en forma total.

En la teoría de los opuestos que proviene del Yin y del Yang de la filosofía oriental éstos no sólo se unen, sino que uno recibe la noción del otro, pueden también mutar, destruirse, como asimismo crear algo nuevo sobre la base de su unidad. Pueden también convertirse el uno en el otro. Lo fundamental de los opuestos es que uno tiene existencia en el otro.

Al complementarse la estrategia geométrica con la de aniquilamiento, en el choque natural de la batalla, porque ambas tienen esencias iguales, la geométrica muta en aniquilamiento y proyecta su unidad sobre la base de una estrategia de aniquilamiento perfeccionada. Es decir, que la estrategia geométrica al enfrentarse a la estrategia de aniquilamiento en el teatro de ope­raciones de Europa, de 1812, mantie­ne su unidad relativamente; pero desde la campaña de 1813, comienza a mutar en forma tan acelerada, que ya, prácticamente, la estrategia geométrica ha desaparecido en las campañas de 1814 y 1815 que culmina con la batalla de Waterloo, al Sur del bosque de Soigne. La geométrica ha soportado la penetración de la de aniquilamiento por ser más débil y más rígida y ha mutada de tal manera, que ya no se enfrentan dos estrategias diferentes, sino similares. La estrategia geométrica ha mutado en su forma en su contenido y en su esencia, se ha convertido en otra y ha dado origen a una nueva unidad; una estrategia de aniquilamiento perfeccionada, de la que Clausewitz ha hecho resaltar el profundo contenido de su escala de valores espirituales, por lo que el hombre pasa a ser, por su espíritu, de un valor trascendente y universal.

Filosóficamente, podemos decir, que la mutación que produce Napoleón, constituye el fin del iluminismo y el comienzo histórico del idealismo con proyección cultural en el romanticismo.

La segunda gran mutación estratégica es la que estamos contemplando ahora y que se abate sobre España e Italia, principalmente; a Francia le sigue al albergar a los grandes dirigentes subversivos y revolucionarios del mundo. Evidentemente se enfrentan dos estrategias diferentes en su filosofía, doctrina y metodología general. En Asia, Africa, Europa y América ha hecho su aparición la estrategia sin tiempo, que se opone al aniquilamiento de la estrategia convencional. Los primeros esbozos de la estrategia sin tiempo, arrancan de la revolución y contra-revolución rusa en las postrimerías de Mundial, luego, se organiza minuciosamente en China y más tarde pasa a Vietnam, Argelia...; los franceses se retiran primero y los norteamericanos después.

El ejército más poderoso del mundo tuvo que abandonar Vietnam; estratégicamente no lo pudo doblegar ni tampoco imponerle su voluntad.

Había hecho su aparición la estrategia sin tiempo de la guerra subversiva y revolucionaria.

El esbozo de esta nueva estrategia nace en Rusia; la sistematiza, Mao en China y la revoluciona, Ho Chi Minh, en Vietnam. Este último es él más profundo revolucionario social. Esta segunda mutación responde a una lucha por el predominio mundial.

Para Mao, la guerra revolucionaria está constituida, en su conjunto, por las operaciones del Ejército Rojo y la guerra de guerrillas. El Ejército Rojo es la fuerza principal que se complementa con las guerrillas, como las dos manos del hombre.

Utilizar solamente al Ejército Rojo, sin desarrollar las guerrillas, sería como luchar con una sola mano.

El tiempo de Mao es un tiempo no convencional, que se lo impone la nueva forma de guerra que ha adoptado, donde el tiempo no es un tiempo, sino clima, oportunidad, circunstancia, es kairos. Por eso Mao habla de batallas extenuativas y no decisivas de su estrategia general. El tiempo de Mao tiene un valor de armonía, sincronicidad - como lo llamara C.G. Jung al darle a este término "sincronicidad", a título de ensayo, el concepto de correlación de simultaneidad relativa en diferentes lugares con un paralelismo causalmente inexplicable, como si el tiempo fuera no algo menos que abstracto.

Ho Chi Minh obtiene del laboratorio de Vietnam una estrategia sin tiempo más evolucionada que la de Mao, y que para el pensamiento occidental, resulta extremadamente difícil de dimensionar. Entre Mao y Ho Chi Minh han concebido una forma de guerra nueva, llamada también guerra sucia, guerra de masas, sin escala de valores, con posesión de la mente de los pueblos … cuyo único objetivo es la toma del poder mundial.

Una de las principales esencias de esta estrategia es la participación de las masas, ello permitía establecer el poder revolucionario sobre la base de una nueva teoría de comunicación de masas.

Responde a una estrategia particular de desgaste, extenuativa, sin tiempo, con raíces en los pueblos a los cuales inyecta un sentido de liberación.

El terror político será siempre la base fundamental de su estrategia para lograr el dominio psíquico de la población por amedrentamiento social y colectivo. El miedo colectivo debe impedir cualquier tipo de reacción.

Lo más importante es doblegar la voluntad del enemigo sin recurrir al combate, postrarlo sin llegar a la batalla, destruir su moral sin recurrir a la lucha armada. Se debe someter al hombre psíquicamente. El miedo debe permitir el dominio total del ser al servicio de la revolución mundial.

En el plano militar - dice Roger Cosyns Verhaegen: "Europa ha perdido sus territorios de ultramar, con ejércitos superiores en cantidad y en material, porque el enemigo consiguió hacerse omnipresente e inasible en el apoyo voluntario u obligado de las poblaciones locales."

Las estrategias tradicionales todavía no encontraron el recurso eficaz contra este género de lucha.

Estamos viviendo actualmente el choque de dos estrategias; en lo convencional, el aniquilamiento, y en lo heterodoxo, irregular, subversivo y revolucionario, la estrategia sin tiempo. Lo heterodoxo hace mutar a la estrategia convencional.

La vida no es sólo materia sino también espíritu; con lo que se puede decir que la vida también está fuera del tiempo.

Al no aceptarse la diferencia entre lo temporal y atemporal, se comete la equivocación de utilizar sólo los medios temporales, tanto en lo objetivo como subjetivo, lo que está en el tiempo como lo que está fuera del tiempo.

¿Qué es una gran revolución o una gran guerra? Es el paso de un equilibrio social a otro; empero, en ambos fenómenos rige la ley del espíritu y de la materia, coordinación de ambos en adecuado equilibrio. No se mueve sola la materia durante un sismo; ni actúal espíritu solo en el empuje de los odios, pasiones y egoísmos que mueven las guerras en cualesquiera de sus formas. La norma de la evolución en lá esencia de un proceso, es el tránsito escalonado y gradual de un equilibrio a otro; de un estado inferior a otro superior de afirmación, todos en marcha, todos en movimiento hacia los fines superiores de la evolución.

Más acá de la física, el tiempo es relativo y debe considerarse la cuarta dimensión. Después de Euclides y Aristóteles era necesario que apareciera este concepto y por este camino veremos que la profecía de la relatividad del tiempo es el hecho más real e importante que asombra en esta época a la humanidad. El error fundamental en estrategia, y sobre todo para desentrañar a la estrategia sin tiempo, es el de no aceptar que este tiempo de Mao y Ho Chi Minh ha adquirido las características de una cuarta dimensión. Se piensa entonces en contenidos newtonianos, como únicos y valederos; cuando en realidad han quedado atrás y estamos ya moviéndonos en el plano einsteniano… sumergidos en otra dimensión que debemos comprender, aceptar y aplicar.

La estrategia también entra en el campo de la teoría de la relatividad.

Si tomamos como ejemplo la época moderna y como exponente a Isaac Newton, con la variación que se efectuó hacia la teoría de la relatividad, de la misma manera se produce también el cambio de la teoría de la guerra de Von Clausewitz a la guerra subversiva y revolucionaria de Mao y Ho Chi Minh. De acuerdo a la concepción dominante en la época de Von Clausewitz, observamos que se toman los conceptos de espacio y tiempo y su relación, de manera newtoniana. La batalla es para este autor, lo que en física, es un acontecimiento. Esto es el resultado de una doble coincidencia en el espacio y en el tiempo, considerados absolutos e independientes.

El área operacional de mayor gravitación en la guerra convencional es la retaguardia, entendida como territorio. En la guerra subversiva y revolucionaria, en cambio, la retaguardia ya no es el territorio, sino un espacio psíquico, ambiental. Este concepto relaciona de manera original el espacio y el tiempo; a esta relación se la denomina en griego kairos. Kairos es una cualidad, no una cantidad. Kairos reemplaza a Cronos, de ahí sin tiempo; psique suplanta al espacio territorial.

La estrategia sin tiempo se adecua a la voluntad de dominio del devenir histórico; devenir que se entiende como inexorable, historia que camina hacia un fin predeterminado y evolutivamente necesario.

La estrategia sin tiempo es una estrategia para controlar el curso de la historia; por eso es impropio decir que es una estrategia de tiempo prolongado, o que el sin tiempo es un contrasentido porque el tiempo existe. Recuérdese que decíamos que kairos es una cualidad, no una cantidad; nunca será un tiempo medible en más o en menos.

El caos que desata la guerra subversiva y revolucionaria con su estrategia sin tiempo en España, Italia, etc., hace más agudo este problema de conocer la mutación estratégica que estamos viviendo como espectadores y ejecutores y tan lejos de la solución estratégica que debemos encontrar.

He entrado deliberadamente en el campo de las mutaciones estratégicas, para presentar dentro de un panorama, lo más claro posible, de lo que es la guerra subversiva y revolucionaria y su estrategia de aplicación, a fin de ubicamos realmente y con un sentido práctico, lo más cerca posible de su cabal comprensión.

Similia, similibus curantur; los iguales se curan con los iguales - dice el viejo adagio - aplicable ahora más que nunca, al arte de esta nueva conducción.

Ni el Congo, Namibia, Sudáfrica, Nicaragua, El Salvador. .. que se debaten en la gran angustia de una guerra subversiva y revolucionaria que no pueden controlar, ni aplastar, ni dirigir. .. Resolverlo es un problema de educación, mentalidad y de doctrina, lo que significa aceptar, interpretar y conducir dentro de los planos de un cuarta dimensión, teniendo especialmente en cuenta al hombre, hecho a semejanza de Dios.

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